Conociendo a Dios

Teniendo en cuenta que los cristianos creen en un Dios que vino y se presentó personalmente, la idea de llegar a conocer a Dios no debería sonarnos utópica. Ya que Dios decidió desarrollar una relación larga y paulatina con el hombre, conocer a Dios podría comenzar de una manera tan simple como con una revisión de cómo Él se ha dado a conocer a través de la historia.

El Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, Dios se muestra, entre otros, todopoderoso, celoso y estricto. Puede verse Su poder en todas aquellas ocasiones en las que se lee a Dios cumpliendo sus promesas (mujeres estériles dando a luz, por ejemplo), y muy particularmente contra el Faraón egipcio antes del Éxodo. Puede verse su celo en la forma en la que aquellos que fueron desobedientes con Dios fueron castigados por las consecuencias de sus propias acciones, como cuando Sara quedó convertida en una estatua de sal por voltear a ver a Dios destruir Sodoma y Gomorra. Y puede verse su rectitud cuando uno se refiere a los primeros años del pueblo de Israel o Sus leyes en el Pentateuco. En esos libros (conocidos también como el Torá), Dios explícitamente nos pide no tolerar ni la más mínima maldad a nuestro alrededor. Así, leyes como las que pedían la muerte por apedreamiento a las mujeres sorprendidas en adulterio o a los homosexuales no son raras.

En el Antiguo Testamento, encontrarás que la gran mayoría de las veces Dios eligió profetas para comunicar Sus deseos a Su pueblo; pero también hallarás unas cuantas ocasiones en las que Dios tomó parte de la historia de personas específicas, como en los casos de Job, David y Salomón. Lee estos libros y hallarás que Dios muestra un lado diferente, uno en el que se da tiempo de dar incluso un poco de educación. En realidad, hasta podría terminar gustándote cómo Él habla de la oración, la rectitud y la sabiduría, incluso sobre las relaciones entre hombre y mujer. Estos libros muestran a un Dios muy amante de la simplicidad y profundidad del sentido común.

Por último, toma la naturaleza como ejemplo y notarás que Dios es también muy creativo y perfeccionista. Todo en este mundo tiene un propósito. Cada forma de vida fue concebida para ayudar a mantener todo en un equilibrio perfecto. Es claro que Dios creó todo en el mundo con un orden y que Él desea que lo utilicemos de esa manera. Ve contra ello y tus acciones podrían considerarse pecaminosas.

El Nuevo Testamento

La llegada de Jesús al mundo (Dios para los católicos, el hijo de Dios para los Protestantes, un profeta tanto para judíos como para musulmanes) mostró la profundidad de Dios de una manera más directa. La vida de Jesús en sí misma podría ser tomada como un ejemplo claro de cómo quiere Él que vivamos la nuestra (sin exageraciones, claro está. No hay necesidad de hacerse crucificar nuevamente, ¿vale?).

Yo podría resumir que la vida de Jesús tiene tres etapas claras. Tras vivir una vida humana normal, fue al desierto a conocer a Dios y luego utilizó este conocimiento para cambiar el mundo.

Sí, con sinceridad es así de sencillo. La Biblia dice claramente que lo primero que hizo Jesús tras recibir el bautismo de Juan fue "ir al desierto durante cuarenta días", lo cual, más allá del simbolismo del número, quiere decir que en cierto modo Jesús se aisló para meditar, orar y llegar a conocer a Dios profundamente a medida que se comunicaba con Él. ¿Qué más podrías hacer solo en el desierto durante cuarenta días, sin celulares o Internet?

Después de estos cuarenta días, Jesús utilizó esta comprensión de Dios para cambiar el mundo. Leyendo su vida, verás cómo quiere Dios que sea nuestra vida diaria: ejemplos de sentido común, de trabajo que cambia las cosas a nuestro alrededor a medida que nos comunicamos con Él.

Con todo este preámbulo, llega el momento de hablar de ti y de mí teniendo una relación con Dios. ¿Puede llegarse a tener una relación personal con Él? Sí, se puede. Es evidente que Dios desea tener una relación con las personas. La cuestión sería cómo desarrollarla. Creo que hay cuatro caminos que explorar para conseguirlo.

El primer camino es definitivamente la oración. Hablar con Dios, más allá de la duración de tus oraciones y por decirlo de algún modo, sintonizará la radio de tu alma con la emisora de Dios. Quizá no ocurra inmediatamente, pero ocurrirá. Así que, adelante, hazlo.

El segundo camino es la Biblia. Conocida como la Palabra de Dios, la Biblia está llena de enseñanzas que nos mostrarán cómo es Dios, qué desea para los hombres y qué desea de ti. He hecho ya un resumen de algunas ideas centrales en los párrafos anteriores. Solo asegúrate de leer la Biblia correctamente.

El tercer camino serían los sacramentos (Católicos y Ortodoxos solamente). Los sacramentos son tanto dados como recibidos como presencia real de Dios cumpliendo acciones en los hombres. Recibirlos por seguro te acercará a Dios, puesto que serán Dios actuando sobre ti.

El último camino es por lo general el más olvidado: los demás, las personas. Hay un soplo de Dios en todas y cada una de las personas de la tierra, solo es cuestión de descubrirlo. Puedes terminar aprendiendo mucho.


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