Lucero del alma

Esta ribera de la duda tiene
—brisas cálidas del sur de testigo—
una ola que, traviesa y perenne,
aviva un hormigueo tras el ombligo.

Dos mil destellos de argento en Selene
velan por un anhelo que consigo
me trae jirones de ausencia. Conviene
no adular este querer que maldigo.

Pero es soñándola cuando consiento
que habite en sus ojos mi poesía
y las soledades en el tormento.

Y todo es arte si en la lejanía,
al susurrarle mis versos el viento,
palpita el lucero del alma mía.

© Xavier Sánchez

Xavier Sánchez García escribe desde España, y participó con este poema en el primer concurso de poesía de Heptagrama.


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