Una buena familia

Todo padre desea una buena familia. ¿Qué se necesita para tener una?

Según muchos estudios, y tras hablar con muchas personas, afortunadamente, podemos decirte que la respuesta a esto no es del todo complicada. Una buena familia se basa en los valores que los padres establecen para el resto de sus miembros. La primera pregunta que debes hacerte, por lo tanto, es hace cuánto tiempo hablaste de este tema con tu cónyuge por última vez. Tal vez sea necesario que toques el tema nuevamente.

Una familia necesita amor, comunicación abierta, sinceridad, responsabilidad y respeto entre sus miembros. Además, se ha demostrado que un vínculo espiritual también puede ayudar. Dicho esto, una buena familia establece ciertas políticas para ser exitosa. Para comenzar, son capaces de renunciar a la palabra 'yo'. Las metas personales se condicionan a la capacidad de la familia de facilitarlas o proveerlas. Si algo no es posible en algún momento, se acepta y se espera. Esto no significa actuar de forma mediocre, significa crecer como una familia hasta que sea tiempo de decir adiós.

Pregúntate acerca de qué tienes más discusiones y pronto sabrás qué temas necesitas conversar. ¿Dinero? Siéntate, haz un presupuesto y busca ingresos extra si lo consideras necesario. ¿Falta de afecto? Convérsenlo y expresen qué es lo que les hace falta para ver tanto sus necesidades afectivas como sexuales satisfechas. Hagan lo mismo con toda y cada una de las incomodidades que encuentren porque, en realidad, las familias que disfrutan de mejor comunicación son las menos propensas a sufrir problemas de dinero, infidelidad o alguna forma de violencia familiar. No olvides que cuando te casaste, adquiriste el derecho a olvidar los estereotipos y crear tu propia realidad matrimonial. Haz uso de ese derecho.

Entre los estereotipos que más dañan a las familias estos días podemos citar los siguientes: La falsa necesidad de un hombre de tener una cuenta de banco extra para ahorros secretos, un affair para sentirse más hombre o salir con los amigos para volver a casa ebrio a las 4 am. Es igualmente dañina la manipuladora tendencia de la mujer a retener el sexo u otras muestras de afecto para hacer entender a su esposo que algo que él hizo no le gustó, su falsa necesidad de ir de compras o a la peluquería dos veces a la semana para sentirse más sexy o femenina, o el viejo estereotipo de que el hombre es quien le debe mantener. Las familias fuertes muestran a un hombre y una mujer que crecen en un marco de buenos valores. Dividen las tareas y responsabilidades equitativamente, y se escogen amarse de igual a igual y no de superior a la inferior.

Una buena familia paga

Lo lindo de una tener una buena familia es que pronto se convierte en un excelente ejemplo de buena familia para los hijos. Cuando los niños son bebés, es fácil porque los niños obedecen mucho, aman mucho y, incluso si te destruyen la casa jugando, son felices simplemente con estar cerca de ti. A medida que crecen, sin embargo, algunas cosas cambian y debes estar listo para ellas. Cuando los niños tienen alrededor de siete años, descubren que son personas independientes (se llama individuación, revisa: ¿Qué está pasando con mis hijos?); cuando tienen alrededor de once, pasan por la pubertad. ¿Estás listo para esto?

Son tus valores familiares los que decidirán el futuro de los tuyos. A decir verdad, tus hijos o bien imitarán o bien harán exactamente lo opuesto a lo que vean en casa. ¿Cómo les orientarás? Por fortuna, no es del todo complicado.

Para los hijos, es muy fácil saber qué está bien y qué no si estableces reglas claras y no empiezas por romperlas. La consistencia es muy importante.

La siguiente cosa crucial es el afecto: tus hijos necesitan sentir amor, no escuchar "te quiero"s. Dicho esto, debes saber que para un niño el amor se traduce en tiempo. El "tiempo de calidad" no sirve. Tu hijo necesita tus horas, no tus segundos. Así que, sí, si requieres otro trabajo para poder dar más tiempo a tus hijos, entonces deberías tomar el periódico y comenzar a buscarlo porque esto es realmente importante.

El tercer punto importante para una relación familiar fuerte es una honestidad intachable manifestada, incluso, en las cosas más ridículas. No digas a tus hijos que existe Papá Noel porque no es cierto (lo sabías, ¿verdad?). No digas a tus hijos que el animal se llama "guau, guau" cuando es un perro. Contrario a lo que puedas estar pensando, no destruirás ninguna fantasía infantil diciendo la verdad y siendo honesto con tu hijo. Estarás construyendo un puente extraordinariamente fuerte de confianza entre tu hijo y tú, un puente que vas a necesitar después.

De haber una cuarta cosa, sería unos padres que puedan escuchar a sus hijos sin juzgarlos. Conforme tus hijos crecen, ellos verán, oirán y aprenderán que muchas cosas "malas" existen. Conviértete en la persona con la que ellos quieran hablar cuando sientan que necesitan hablar del tema. Se abierto con él, dale consejos y aun bromea abiertamente del tema con tus hijos. Así, cuando ellos se comiencen a preguntar qué es lo que tienen que hacer con respecto a robar, copiar en los exámenes, tomar drogas, masturbarse o tener relaciones sexuales, serás tú con quien hablará de estos temas y quien pueda darle un consejo apropiado.

Si no eres tú, será alguien más, y quizás termines siendo tú quien lo lamente.


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