Redescubriendo el teatro

Si alguna vez has ido a ver una función, puedes haber notado que el teatro es un arte de representar historias en un escenario que usualmente dura entre una hora y dos. Cuando echas una mirada más profunda al arte, sin embargo, descubres que hacer teatro es una muy exigente y muy interesante forma de proveer no solo entretenimiento, sino también otros puntos de vista y mensajes a una audiencia.

La palabra teatro viene del vocablo griego "theatron", que podría traducirse como un "espacio (o lugar) para la contemplación". A pesar de ser un arte, no es raro ver que las obras representan las creencias o deseos de la generación en que se escriben. Edipo Rey, de Sófocles, es un claro ejemplo de esto. La obra tiene mucha tensión emocional y el personaje principal, Edipo, cumple todas las profecías que pesan sobre él sin importar cuánto hubiera querido no hacerlo. Esto ocurre porque los antiguos griegos no creían en ningún tipo de vida después de la muerte pero sí en el fortísimo poder del destino. Si recuerdas tus clases de historia y ves Edipo Rey otra vez bajo esta luz, verás por qué esta obra es todavía considerada una de las mejores jamás escritas. Va más allá de la historia en sí. Muestra las creencias de su propio tiempo.

Las obras de teatro pueden ser hilarantes, portar tremenda fuerza emocional y cualquier punto intermedio entre los dos. Por eso es que el símbolo internacional del teatro son dos máscaras —una que sonríe y una a punto de llorar.

Sea cual sea el caso, debes saber que formar parte de una obra teatral no es para nada fácil. El teatro no es cine o televisión. No hay grabaciones. Si vas a actuar en una obra cuatro veces por semana durante tres meses —más ensayos, los que por lo menos duran un par de meses adicionales—, no puedes faltar un solo día en toda la temporada porque no habrá nadie allí para reemplazarte. Un problema con el tráfico no será excusa, tampoco una gripe. Tampoco puedes olvidarte una sección completa de tu texto.

Del mismo modo, si tu personaje necesita llorar en el acto cuatro, necesitarás llorar (o como mínimo sollozar, literalmente la mayoría de las veces) todas las noches con función a la misma hora y por la misma razón una y otra vez. Saltearse la línea tampoco es una opción. Los buenos actores no son un golpe de suerte. Necesitan mucha preparación.

Por último, montar una obra requiere mucho trabajo en equipo. Esto incluye coordinar tus movimientos en el escenario con los del resto del elenco y considerar el tiempo que necesitan tanto para mover cosas como para cambiarse de ropa, por solo mencionar dos de las cosas que pasarán con frecuencia durante una función. Es trabajo duro que merece reconocimiento, admiración y —definitivamente— aplausos.


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