La globalización necesita nuevos ingredientes

Como en toda otra revolución, no importó que tan deseosos estábamos de hacer que pase, no estábamos tan listos para enfrentar las consecuencias de la globalización como creíamos al principio. Tal como sucedió con la invención de la pólvora, el papel o la imprenta, hay cambios en progreso y cosas que necesitan ser cambiadas pronto en la agenda también. Caso contrario, el recuento final de la globalización tendrá puntos negativos que se expandirán en lugar de desvanecerse.

La globalización, la revolución iniciada a principios de la década de 1990 motivada por la caída del comunismo y la velocidad de los avances tecnológicos, se ha desarrollado extrañamente en los años siguientes. A pesar de que, en teoría, iba a promover la libertad e igualdad entre las personas de todas las naciones; en realidad, hoy parecemos ser más estandarizados y dependientes de la moda que en décadas anteriores.

Hay algunas consecuencias de la globalización que aún no han sido tratadas, y me temo que no lidiar con ellas apropiadamente podría traer desagradables consecuencias en los años venideros.

Unos cuantos ejemplos

+ Nuestra nueva 'universalidad' nos trae estrés. Los pagers, años atrás, y los teléfonos móviles hoy nos han vuelto totalmente alcanzables y disponibles para cualquiera, todo el tiempo. Esto podrá ser muy útil por un lado, pero por el otro evita que disfrutemos de los momentos de recreación y soledad que todos necesitamos para renovarnos. En consecuencia, las tasas de estrés se han disparado en los últimos años tanto en hombres como en mujeres.

+ Algo similar ocurre a través de la Internet, en donde las personas pueden mantenerse concentradas cada vez menos en lo que tienen que hacer. Los mensajeros instantáneos, las webs "favoritas" y otras distracciones están aumentando nuestros tiempos y reduciendo nuestra productividad en todo el mundo.

+ Los cambios en lo social están llegando a la ridiculez: Las personas se atacan mutuamente por Internet publicando cosas sobre el otro. Todos desean una foto de absolutamente todo. Amistades terminan solo porque alguien retiró a otra persona de alguna web social. Hay quienes se filman teniendo relaciones sexuales, ¡y quienes comparten sus vídeos! Debe haber algo mejor que hacer con el tiempo —estoy seguro.

+ No se puede confiar en mantener un puesto de trabajo porque una economía globalizada lo amenaza permanentemente. Hoy en día, empresas que al principio eran pequeñas tales como Hotmail, Yahoo!, YouTube o Google han demostrado que una buena idea puede convertirse en un monstruo y devorar al resto —incluyendo las cientos de horas de esfuerzos de otras empresas grandes y pequeñas que no tuvieron su suerte. Hoy, miles de personas pueden perder sus empleos en cuestión de días o semanas. Y esto promueve el miedo, la competencia encarnizada y aumenta la brecha entre ricos y pobres.

+ Nuestra sobrevaluada individualidad nos trae tanto inseguridad como miedo. El que la globalización haya abierto las fronteras, encogido el mundo y entregado a todas las personas una oportunidad para hacer lo que quieran, ha disparado la soledad; y ha logrado que la persona común se pregunta 'Bien, si puedo hacer lo que quiera, ¿qué hago primero?'. En consecuencia, esta sobrevaluada individualidad ha dañado el respeto tradicional a la ley y la autoridad, y ha dejado a las generaciones más jóvenes sin un referente serio de conducta correcta. A decir verdad, esto también se puede ver en el ámbito laboral. Los profesionales adultos con frecuencia mencionan que los jóvenes siempre piden sueldos muy altos a cambio de una calidad de trabajo bastante baja.

+ Estamos en tiempos en los que uno tiene derecho a hacer lo que quiera, en los que se obtienen nuevos derechos en poco tiempo en un congreso determinado y en los que los valores más importantes vienen siendo anulados. Hay también desprecio por lo espiritual, que hoy se estima como aburrido, anacrónico o no productivo. La Iglesia está bajo permanente ataque, mientras que las filosofías vacías se ponen de moda.

+ En consecuencia, la falta de los valores de respeto y admiración han roto el rol del liderazgo. Hoy los líderes son solo marionetas a quienes se les pide mandar un corto tiempo —por lo general, lo que dura su moda. En realidad, el suicidio de Kurt Cobain y el fracaso de Ronaldo en el partido final del mundial de Francia de 1998 pueden entenderse como dos hitos de esta conducta: Fueron dos personas extraordinariamente buenas en una cosa. Se vieron rodeados de millones de seguidores que querían ser como ellos, y dos personas que sucumbieron ante la presión de saberse menos de lo que el mundo esperaba de ellos.

+ Las personas podrán tener muchas cosas, pero aún se sienten tristes, solas y vacías.

Además:

+ Ahora es normal ver que la popularidad es uno de los grandes mecanismos para establecer superioridad y respeto (influencia directa de la tendencia publicitaria de los 1990s)

+ Ahora es normal imponer una posición aun en contra del deseo del otro (influencia directa del comportamiento corporativo de la década de los 1990s)

+ Hoy es lícito confirmar una posición aun a través de la violencia, atropellar a otros si conviene, o utilizar la violencia como una manera de protestar contra lo que consideras injusto (influencia directa de las guerras causadas por la invasión iraquí de Kuwait en los 1990s, la invasión a Iraq de los Estados Unidos y sus aliados y el subsecuente homicidio de Saddam Hussein unos años atrás, y el ataque al World Trade Centre en el 2001).

Curiosamente, todas estas tendencias vienen de lo que la sociedad y cultura occidental han impuesto al resto del mundo.

¿Estas influencias han hecho que las personas sean más felices? No. La cultura occidental (por sí misma) no ha sido capaz de darnos un mundo mejor para todos, razón por la cual deberíamos buscar otras maneras de complementar sus útiles contribuciones.

¿Cuáles? Me gustaría ver la influencia de la tradicional manera asiática de ver el respeto, la familia y el honor. Me gustaría ver la elegancia, coraje y refinamiento que las sociedades del este europeo han mostrado desde antaño. Me gustaría ver la ternura, piedad y solidaridad que las culturas sudamericanas han mostrado desde tiempos Incas. Me gustaría ver el lado amiguero y amoroso con la naturaleza de las culturas africanas también.

Ambos sabemos que estos son mucho más que estereotipos. En realidad, podrían hacer del mundo un sitio mucho más interesante.


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