El Dios cristiano

Desde el principio, el hombre atribuyó lo que no pudo explicar acerca del mundo a un dios o una comunidad de dioses. Hay mitologías en todo el mundo para demostrarlo, pero hacer memoria sobre las mitologías griega, egipcia o nórdica podrían bastar para entender lo que digo.

En estas mitologías antiguas, todo asunto inexplicable en el mundo fue atribuido a un dios y sus actitudes con otros dioses o con los hombres. Un eclipse, por ejemplo, podría haber sido fácilmente entendido como un castigo del dios sol; una inundación, como un castigo del dios del agua hacia el pueblo. No es raro leer acerca de sacrificios hechos por todas las civilizaciones a estos dioses, en busca de complacerlos. Se sabe también que algunos sacrificios hasta incluían seres humanos.

A pesar de ello, hay algo que resulta interesante señalar en este asunto: las civilizaciones antiguas incluyeron la imagen de un dios, aun en civilizaciones que no tuvieron forma de influirse mutuamente. ¿Hay algo en nosotros que nos mueve a un dios? Hablé con un sacerdote sobre esto y me mostró un razonamiento interesante:

Según me explicó, el hombre tiene una inclinación natural hacia Dios. Algo dentro de nosotros nos mueve hacia Él. En la antigüedad, sin embargo, las personas no tenían ningún contacto con Dios y no pudieron llegar a conocerle. Tomaron las características que hallaron a su alrededor para concebir uno o varios dioses, y fue así como aparecieron las mitologías:

―El sol nos da vida ―alguien pudo haber mencionado―. Debe haber un dios del sol.
El agua y la tierra nos dan vida también ―pudo haber recordado algo más. Debe haber un dios del agua y un Dios de la tierra también.
―¿Y qué me dicen de la muerte? ―pudo haber añadido otro. También debe haber un dios de la muerte.

Con el transcurso del tiempo, el hombre imaginó un conjunto de dioses y las relaciones entre ellos, y las mitologías aparecieron. No obstante, cuando la ciencia permitió al hombre entender que los fenómenos naturales (un eclipse, por ejemplo) eran causados por cosas explicables y no por la ira de un dios, estas mitologías cayeron.

El Dios cristiano, en cambio, es diferente. No apareció por la imaginación del hombre sino por una revelación. Los cristianos creen en un Dios que vino y se presentó a un hombre llamado Abrám (Abraham en el Cristianismo e Ibrahim en el Islam). Quizá cansado de tantas imágenes incompletas suyas, eligió tener una relación con el hombre desde entonces en adelante.

Desde el punto de vista cristiano, ahora que Dios ha decidido darse a conocer, todo lo que necesitamos hacer es conocerle.


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