Tercer concurso Heptagrama de Poesía

El jurado del Concurso de poesía de la página Heptagrama, una vez vistas la calidad de las obras presentadas se ha permitido otorgar además del primer premio, un segundo y tercer premio como así también seis menciones de jurado.

Por su ritmo, su belleza, y lirismo con el que transmite las emociones ante la escritura, corresponde el PRIMER PREMIO al poema:

PRIMER PREMIO POR UNANIMIDAD DEL JURADO:
Exhumación

SEGUNDO PREMIO:
Hoy lo comprendo

TERCER PREMIO:
Contemplación

MENCIONES DE JURADO

+ Sed
+ La delicada maldición de los días
+ Y cómo será aquello
+ Parpadeoo
+ En el puerto del oesta
+ Hazte pasar por palabra

A su vez que agradecer y felicitar a todos y cada uno de los participantes por su dedicación y su entrega, y por hacer de este mundo un lugar más habitable por y para la poesía que es en síntesis el arte de la vida misma.

17 de junio de 2011

Blanca Barojiana, Elisabet Cincotta, Ana I. Hernández Guimerá, Ana Lucía Montoya Rendón, Liliana Varela


Exhumación

¿Cómo confesarse ante el mundo?
¿Gritando? ¿Articulando? ¿Imaginándolo?
¿Dejándole a otros la tarea?

Carlos Fuentes

Son mías las venas exhumadas
que ardieron con el trote de otra sangre.

Son mías las voces
que doran el amarillo de las dunas.

Míos los dedos rabiosos
y las vesánicas letras
que se erigen en la niebla.

Me hiere ver el intestino
secándose al sol entre las piedras.

Estoy triste del mundo,
de las preguntas que se ahogan con martillos,
de los parias que duermen en la hierba,
de las madres que lloran.

Me duele la sirena que se tragó el desierto,
el filamento del fósforo que incendió la selva.

Escucho el vuelo del zenzontle:
él también ha perdido la columna.

¿Qué golpe de tétricos dados me despierta
para quitarme la tumba del oído?

No soy ajeno a mí,
ni a los globos oculares que escuchan el silencio.
No soy ajeno al musgo que crece en mi memoria.

Quiero irrumpir en pleno duelo,
arrastrarme en los peñascos,
desollar al infame con mis labios,
engullir las espinas como nueces
y llevar el enjambre de mi boca
a los ojos altivos de otros hombres.

Habrá que zurcir el mundo desde sus rincones,
con hilo, con aguja, con más lágrimas.

Emmanuelle Brío
México


Hoy lo comprendo

Lejanos rostros traen los pájaros de agua,
la casa, herida de azucenas canta su liturgia.
Por las huellas que ha dejado la lluvia en los cristales,
el jardín se ha vuelto extraña policromía.

Mi alma ha estado horas en el cuarto,
buscando soles en las viejas cartas
que ha guardado el cofre de la vida.
Cuando pasajera de la sonrisa recorría universos de infancia
y buscaba en la huellas de la siesta,
mi nombre encendido de quimeras y palabras.
Cuando colmada de besos maternos
mi rostro maduraba, y creía eternos a mi madre con su magia.

Cuando la lluvia por días tejía un manto gris sobre las almas,
ella escribía sobre blancas sedas, milagrosas palabras.
Nunca me permitió leerlas cuando niña, decía —son para
cuando crezcas, para el tiempo del espejo y de la piedra.

Y fui creciendo... mariposa temerosa del verano
estremecida por los vientos de la razón
ante la incomprensible muerte de los años,
que triunfales avanzaban por mi piel, con su tirano carrusel.

Después, aprendí a florecer entre cantos y estrellas
y olvidándome de mí, llevé en los brazos otros sueños,
los que un día —por ley de vida— buscaron otro cielo.
Entonces, amasé pan de lágrimas para mis besos,
y me di sin reservas a andar la niebla de mi pecho.

Fueron las palabras escritas por mi madre,
las que alumbraron el camino nuevo,
las que cada día me dicen que la vida, es tan sólo
semilla de purificación para lo eterno.

Cada vez que las medito, me parece oírla decir,
—son para el tiempo de la piedra y del espejo—...

Hoy lo comprendo.

Beatriz Teresa Bustos
Argentina


Contemplación

El tiempo no transcurre en los campanarios
en las plazoletas provincianas
en las tapias rojas con lagartijas
en el reloj de los muertos.
La luna cumple su circuito eterno
pero se detiene cuando la miro.
Sólo la ciudad corre y corre
absorta
como los locos
que se quedan mirando la nada.

Rodrigo Inostroza Bidart
Chile


Sed

No hablaré de la sed y las prisiones
A muerto retumba el silencio de la hora tardía
—Oscuridad fondo criatura—
Tras la tarde se deshace el núcleo.
Canto de todos los días
Sed ansia verde espina en la carne fría.
Decapitada entraña
Los ojos
El pelo
Núcleo curtido en espinas
—Esa espina... mi alma muere en esa espina—
Mírame entre cercanos silencios
y dime si el clamor de la batalla
acaso no estremece tu cielo
¡Apiádate de este cuerpo tierra!
Sobre la nomenclatura donde me deshago pétalo
dejaré de ser yo misma.
Para asirme al Invisible
seré quien soy
(Sed)

Olga Valdivia
Cuba


La delicada maldición de los días

No tengo de ti otras cosas
Que la imagen viajando a la velocidad del tiempo
El contacto tardándose
A veces
En volver a la oscuridad
Luego de tanto llanto
Y digo contacto como quien dice Dios
En la hora final de sangre a borbotones

Entonces
Imagina lo que son las manos dejándose mirar
Temblando
El cuerpo despojado de claves salvadoras
Los labios separados queriendo amar el aire
Pero las piernas heladas sobre el suelo
Y el pelo en la cara
Y el llanto cortado
De a ratos por un golpe enorme de corazón
Y de furia

Tomo tras de mis párpados tu rostro
Como un mapa
Que me lleva a mi nombre y mis árboles
Mis estrellas conocidas
Y te vuelves conjuro en la madrugada extendida
Como un brazo gigante
Que me aprieta el cuello
Y me dice "vivirás"

María Gisella Aramburu
Uruguay


Y cómo será aquello

Y como será aquello
de andar el río
no descalza
de tener remos
salir y entrar a la vida

Tanta la intemperie
tan cerca la espuma
el tornado
de sal
la inundación

y un refucilo en las manos
que quema
el nudo
a cualquier muelle

y cómo será
una orilla
un paraguas
un padre

algo de dios
sea perdón o castigo
y no

esta verdad
cosida a los hombros
que me lleva

Alejandra Leonor Parra
Argentina


Parpadeo

Nuestra mirada no sobrevivió a las brumas del sueño.

El rostro que nos despierta es otra vez desconocido
y el lugar otra vez podría estar en cualquier parte.

La profundidad que nos mantuvo cerca de la muerte
ahora nos impulsa a estirar los brazos
y nos trae la urgencia de un bostezo.

El silencio aún alcanza
para sostener los vestigios de la noche:
cualquier voz sería tan sólo una advertencia inútil.

Nos detenemos a tantear durante un instante las distancias
que de pronto se vuelven las de siempre.

Nada sospechamos,
y seguimos poniendo en orden la memoria
porque sentimos la certeza de la luz en nuestros ojos.

No nos preguntaremos si es posible
conquistar otra vez el futuro
durante el instante en que nos verifiquemos ante el espejo

Edwin Solano
República Dominicana


En el puerto del oeste

¿No tenías una alfombra
de lino bendecida?
¿No venían a tu mesa
los mejores hechiceros?
¿No cantaban y subían
las coristas ambulantes?
Un pez cruza los cielos
sobre el puerto del oeste.

Siéntate en el polvo,
prueba de este vino,
dime cuántas veces
perseguiste tu fantasma.

En el parque brumoso
viven los maestros,
pero sabes que han mentido,
han mentido desde siempre.
¿No cayeron una a una
las torres de palacio?
Y aquellos pretendían
florecer a medianoche.

Siéntate en el humo,
prueba de este vicio,
dime cuántos héroes
perdiste en la montaña.

No temas a los fuegos
que decir puedan tu nombre,
lanza el estandarte
bien alto, hacia las nubes.
Ya vendrán cinco legiones
a luchar por este reino.
Un pez baila su triunfo
sobre el puerto del oeste.

Angel José Martínez Haza
Cuba


Arte y expresión + Poesía