Cómo aprenden las personas

Aprender puede ser algo lindo, intenso, mágico, interesantísimo o aburrido hasta la muerte. Eso depende de la actitud con que te enfrentes a una nueva situación. Si alguna vez te dijeron que los niños aprenden más rápido que los adultos, te mintieron. En realidad, cuando se trata de aprender, las personas somos básicamente las mismas.

Cómo aprendemos

Después del párrafo anterior, seguramente quieres algunos detalles. Aprender ocasiona algunos cambios electroquímicos en el cerebro, hace que el cuerpo destile algunos neurotransmisores especiales que además nos permiten iniciar nuevas ideas y pensamientos.

Pero digámoslo de una manera más sencilla: Cuando algo pasa en tu vida, sea directa o indirectamente, esto ocasiona un cambio de actitud en ti hacia situaciones similares que te ocurran en el futuro. Aprender es precisamente esto. ¿Quieres saber qué puede ocasionar un cambio de actitud en ti? Mira una lista de las influencias que recibes y cómo pueden afectarte.

+ Las personas aprendemos de lo que vivimos personalmente. Sea que te golpees un dedo o que veas cómo una persona sale disparada para no llegar tarde a trabajar; lo que vives, es muy capaz de afectarte.

+ Las personas aprendemos de lo que nos motivan a imaginar. A medida que avanzamos en la lectura de un cuento, por ejemplo, vamos recreando en el cerebro lo que ocurre con los personajes y dándonos cuenta de los aciertos y los errores en sus actitudes. Del mismo modo pasa cuando vemos una película. No es real, pero recrea lo que ocurre con ciertos personajes delante de nuestros ojos. Esto es capaz de afectarte también.

+ Las personas aprendemos de lo que nos explican. Ya cuando tenemos una mayor capacidad para razonar y una buena cantidad de conocimientos previos, las palabras y conceptos pueden ser perfectas formas de recibir ideas nuevas que nos pueden servir después. Siempre es simpático escuchar o leer a alguien que nos instruye.

Lo que a veces la gente olvida es que para aprender necesitamos algunas cosas adicionales:

+ Nadie puede aprender en un ambiente incómodo. Si el lugar está sucio, luce triste o tiene muchas distracciones, no vamos a poder concentrarnos en lo que necesitamos pensar para poder aprender.

+ Nadie puede aprender de una persona en la que no confía. El más importante corolario de la oración anterior. Si no hay confianza entre quien enseña y quien aprende, esto se convierte en una distracción muy difícil de combatir.

+ Nadie puede aprender de una forma fría. Aunque parezca mentira, la actitud de quien enseña es la que determina con qué actitud el alumno aprende. ¿Cómo aprenderá un alumno de un profesor que le entrega las cosas con miedo, con aburrimiento o que está pensando en cuándo cobrará su siguiente sueldo? ¿No crees que tomará las cosas como las observa?

Como ves, aprender depende de muchas cosas que están fuera de ti; pero eso no quiere decir que tú no tengas nada que ver en el asunto. Continúa:

Cómo aprender mejor

+ Enfrenta el asunto con alegría. ¿Quién te dijo que este tema es aburrido, difícil, inútil o estúpido? ¿Hace cuánto que te lavaron el cerebro de lo hermoso que es aprender? ¡Vamos! ¡Arriba el ánimo! ¡Todo aquello que aprendas podrá hacer de ti una mejor persona! ¡Ve y tómalo!

+ Evalúa si tienes miedo o algo dentro de ti te distrae de lo que aprendes. Muchas veces, cosas desagradables que nos ocurren en el pasado nos hacen crear una barrera de protección contra situaciones parecidas (fue un aprendizaje negativo: aprendiste a rechazar o a temerle a algo). ¿Será que esto te está ocurriendo? Busca dentro de tus pensamientos si hay algo que pueda estar bloqueándote de aprender, y fíjate si vale la pena cambiar eso.

+ Usa lo que aprendes. Apenas puedas, pon en práctica, o cuando menos anota o resume lo que acabas de aprender. Practicarlo o escribirlo por segunda vez es una de las mejores maneras de fijar esto que aprendes en tu cerebro.

+ Descansa. Lo creas o no, descansar es lo que mejor ayuda a una persona a aprender. Mientras aprendes, llenas tu 'tanque de aprendizaje' con nuevos conocimiento; cuando descansas, tu cerebro procesa lo que recibió, guardando las partes buenas y descartando el resto. Dicho esto, el mejor momento para tomar un descanso es cuando estás haciendo las cosas mejor. Así, tu cerebro va a guardar esta información y no la incorrecta.

Estoy seguro de que esto te ayudará muchísimo en tus estudios, si eres alumno; y, si eres profesor, ¿ya pensaste en cómo puedes aprovechar estos conceptos para hacer más agradables tus clases?

Me despido. Tengo tarea.


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