Y me llovieron versos

La tarde se volvió de acero y de ceniza,
un helado suspiro recorrió las fachadas
y empañó los cristales.
Después como un milagro,
bajó la Vía Láctea hasta un nivel de calles
de espaldas presurosas,
y el cielo se volvió de cal rosada.
Algodones de copos cayeron en mis manos
como si fueran versos
que escribieron los ángeles,
para paliar rutinas, para reírse un poco
de los que aquí vagamos.
Y me nevaron versos
de todos los poetas,
y me llovieron cartas de lamentos ocultos.
Fue la primera vez que vi la nieve,
y envenenó mi alma de belleza.

© Carmen Guzmán


Carmen Guzmán escribe desde España, y tomó parte con este poema del primer concurso de poesía de Heptagrama.


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