Como la marea

Se desnuda de espumas el alma
si es que baja la marea
en la calma de cada Luna.
Visibles las oquedades
exhiben sin malicia
las impúdicas huellas
que la violencia del mar
desfloró en complicidad
alevosa con la arena.
La marea indiscreta asombra
arrancando los secretos
de las lágrimas escondidas
en las caracolas violetas.
Se desvisten las vergüenzas
de las penas de la vida
y ya no importa si tiembla
o se desmaya la ausencia
que del refugio de espumas
ha quedado descubierta.
Cuando suba la marea
se pintará la cara de azul
el alma; pero muerta.

© Antonia Blasa


Antonia Blasa escribe desde los Estados Unidos y participó con este poema del primer concurso Heptagrama de poesía.


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